lunes, 12 de enero de 2009

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Subcomandante Insurgente Marcos



SIETE VIENTOS EN LOS CALENDARIOS
Y GEOGRAFÍAS DE ABAJO.

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Séptimo Viento: unos muertos dignos y rabiosos.

Buenas noches.


Está con nosotros hoy, de nuestro lado, como lo ha
estado desde hace 15 años, el compañero
Don Pablo González Casanova.

De su capacidad intelectual, de la brillantez de sus análisis,
de su posición del lado de los que luchan no vamos
a hablar. Cualquiera que tenga un poco de memoria o
la busque en el pasado, lo sabe. Lo sabemos nosotros.

A nosotros, nosotras, las zapatistas y los zapatistas, no ha dejado de
asombrarnos su sencillez y modestia para con nosotros. Espero
que no se ofenda, pero no parece un intelectual.

Este compañero ha estado con nosotros en las buenas,
en las malas y en las peores. Estuvo en la Comisión
Nacional de Intermediación (CONAI) que encabezó en
su tiempo Don Samuel Ruiz García, y en ella pudo
constatar, en vivo y en directo, los desprecios y racismos
de los que hizo gala la delegación gubernamental en los
llamados Diálogos de San Andrés.
También pudo constatar, creo, la firmeza y dignidad de
mis compañeros y compañeras mandos que formaron
aquella que fue nuestra delegación a esos malogrados, por
el gobierno, diálogos.

Se los decimos claramente, para nosotros este hombre es un sabio. Y
como tal ha tenido, al menos con nosotros, una humildad y
una sencillezque lo identifican más con los sabedores que hay
en los pueblos indios, que con los soberbios “especialistas” que,
desde la comodidad y privilegio de
la academia, juzgan y condenan una realidad a la
que siempre han sido ajenos.


A diferencia de muchos “cabezas grandes”, que es como nuestro
Comandante Tacho llama a los de grandes ideas,
Pablo González Casanova,Don Pablo, como le decimos nosotros,
nunca ha pretendido decirnos qué debemos hacer,
“tirarnos línea”, o darnos órdenes, o dirigirnos.

Nos ha dicho, en veces personalmente, en veces por escrito, lo que
piensa de una u otra cosa. En muchas cosas hemos
coincidido y su palabra ha enriquecido nuestro corazón. Ojalá
y la nuestra algo le haya servido en su sabiduría.

En otras cosas hemos discrepado y hemos discutido. Y aún ahí nos ha
asombrado su sencillez y el sentido del humor, a veces tan ácido
como el nuestro, con que encaja críticas y
señalamientos, nuestras y de otras, otros.

Tal vez porque una de las cosas en las que coincidimos es que el
pensamiento no debe ser uno, solo, único y unánime, y que la crítica,
la disidencia y la discusión no significan, las más de la veces,
el pasarse al bando contrario.

He dicho antes que Don Pablo es un hombre sabio. Como expliqué
hace unos días, la sabiduría, según nosotros los zapatistas, no consiste
en una especialización del pensamiento, en saber mucho de una
pequeña parte de la realidad. Tampoco, dicho sea de paso, lo
es el conocer un poco de todo. Según nuestro
pensamiento, la sabiduría consiste en saber leer lo que sigue
e interpretar lo que antecede, para entender lo que ocurre.
Y así conocer y respetar los mundos que en el mundo son.

Esto, que parece uno de esos juegos de palabras típicos
de los zapatistas,es lo que, como contará el Viejo Antonio en el
séptimo de los cuentos,nos enseñaron nuestros
muertos. Así nos formaron.

No pretendemos decir que esta forma de pensar el mundo
y de actuar en él y con él sea la mejor. Probablemente no lo sea.
Lo que sí sabemos es que
no es la única. Y que, así como nosotros hemos normado nuestros pasos
y nuestros tropiezos con ese pensamiento, otros, otras, tienen y tendrán
otros pensamientos y, en consecuencia, otros pasos y otros tropiezos.

Salud Don Pablo. Créanos que no le damos un pasamontañas
porque nosotros, mejor que nadie, sabemos lo incómodos que han
sido y son… y serán. Y sepa que no pocas veces sus palabras
y pensamientos se han hecho palabra en nuestros
labios y que su corazón, siempre.

Salud compañero neozapatista Don Pablo González Casanova.

En estos días hemos pedido respetuosamente a 3 pensadores, de los
que han venido a compartirnos, aquí y en México,
su oído y sus palabras,que se sienten entre nosotros
para remarcar nuestro llamarlos
“compañeros”. Queremos decir que no son los únicos. Hay otros, otras.
A veces tímidamente, como pidiendo permiso, a veces con el desparpajo
e impertinencia que suele darse entre camaradas de lucha, conocemos,
reconocemos y llamamos “compañero”, “compañera”,
a pensadoras y pensadores.

Tampoco son los únicos con los que ha habido, o hay, diferencias o
francas discrepancias. Les hemos pedido a ellos, y ellos lo aceptaron,
que nos ayudaran a dar este mensaje de
que el mundo por el que luchamos las zapatistas, los zapatistas,
loas zapatistoas,
no es uno, único
e indivisible. Que no es una la verdad, sino muchas. Y que, a pesar
de todos y todas, nunca hemos descartado la posibilidad de estar
equivocados en una cosa, en varias o en todas.

No estamos en territorio del EZLN. Iba a decir que no estamos en
territorio zapatista, pero después de constatar
este nuevo y gran esfuerzo de las compañeras y
compañeros del CIDECI no estoy seguro de no
estar en territorio zapatista. Gracias para estos compañeros
y compañeras.Ojalá y el Doctor Raymundo pueda trasmitirles a
todos y todas quienes trabajan aquí, esto que sentimos.

No estamos en territorio del EZLN, decía. El CIDECI nos ha ofrecido,
generosa e incondicionalmente, este espacio para las actividades,
así como los compañeros y compañeras del Frente Popular Francisco
Villa Independiente-UNOPII y los compañeros y
compañeras de la Asociación de Charros Los Reyes de Iztapalapa,
a quienes nosotros llamamos “los otros
charros” para diferenciarlos de los líderes corruptos que padecen los
movimientos obrero y campesino, nos proporcionaron con la misma
generosidad e incondicionalidad, y a quienes les manifestamos
nuestra gratitud y reconocimiento.

En el calendario que nos convocó, no hay que olvidar la geografía en
que nuestras rabias se encontraron: gracias Lienzo Charro
de Iztapalapa, gracias CIDECI.

Ustedes han sido nuestros invitados, invitadas e invitadoas. Y en este
Festival, a su vez, nosotros hemos sido
huéspedes en el Lienzo y del CIDECI.
Como tales, como huéspedes, debemos a quien nos recibe y atiende, no
sólo agradecimiento y admiración, también y sobre todo respeto. Y
por lo mismo no pudimos ni debimos hacer como
si estuviéramos en nuestra cancha.

Uno de los espíritus que anima a la Sexta Declaración y
a la Otra Campaña es el respeto a los “modos” de cada lucha
en su territorio. Cuando salimos, en nuestros recorridos, a
los lugares que llegamos no lo hicimos para
criticar o juzgar a quien no sólo nos daba techo y comida, también la
medicina de su lucha. Ofrecimos respeto y lo hemos cumplido.

Y también lo hemos recibido de nuestros compañeros y compañeras de
La Otra. Quienes de ustedes estuvieron en la caravana y quienes nos
acompañaron cuando los días más ominosos
de la represión en Atenco, saben que se nos gritó y agredió
en actos públicos y en reuniones, incluso
en movimientos de nuestra delegación dentro de la Ciudad de México,
por parte del movimiento lopezobradorista. Y saben que el “modo” en
el que se nos hacían críticas y señalamientos por parte de compañeros y
compañeras no siempre fue comedido, sino no pocas veces áspero
y ácido, y algunas, las menos, como franca provocación.

Anoche el Comandante Zebedeo le contaba a un compañero sobre
las agresiones de lopezobradoristas (a él y a la Comandanta Miriam les
toco vivir personalmente algunas) y las diferenciaba de los “modos” de
criticar de los compañeros y compañeras de la Otra Campaña.
Le decía que los zapatistas, las zapatistas, tenemos la piel dura. No
sólo por los 15 años de guerra de resistencia, también, y sobre todo,
por más de 500 años de guerra de olvido. Le decía que
escuchábamos todo lo que nos decían y que, dentro nuestro, se
quedaba lo bueno en nuestro
corazón, y lo demás se salía por el otro oído.

Como si las heridas recibidas en todo este tiempo hubieran
cicatrizado y nos hubieran engrosado la piel haciéndola correosa,
dura, resistente. Y sí, si hemos resistido 500 años de intentos
de dominación y aniquilamiento, si hemos resistido 25 años en
las montañas, si hemos resistido 15 años de asedio militar, no
vemos por qué no podríamos resistir los gritos histéricos,
las calumnias, las mentiras, las descalificaciones y los
vetos periodísticos del “lopezobradorismo”.

Y, muy diferentes, son las que nos han hecho, hacen y harán nuestros
compañeros y compañeras de la Otra en México y en el mundo.


Porque resulta que con la Sexta Declaración no los convocamos
a seguirnos o a obedecernos, o a ser como nosotros, o a
importar nuestros “modos”, o a subordinar sus luchas, proyectos,
sueños, a los nuestros.

Los convocamos a conocernos y a conocerse entre sí, a saber que no
estamos ni están solos, solas, soloas, a respetarnos, a echar trato para
apoyarse, para que el silencio frente a nuestros dolores no fuera
unánime, los invitamos a ser otros, otras, otroas.

No coincidimos con algunos de ellos, ellas, elloas… bueno, con varios…
bueno, con muchos… bueno, en realidad no
coincidimos con ninguno. Porque si así fuera, dejaríamos de
ser EZLN y nos haríamos parte de ellos.
Pero los reconocemos como de este lado y, creemos,
ellas, ellos, elloas, también nos reconocen.

Y estamos muy orgullosos y admirados de que sean
nuestros compañeros, compañeras y compañeroas.

Y tenemos esta ventaja, o desventaja, según, quienes
estamos con la Sexta. A saber, que hay un lugar, un trabajo,
un espacio, una lucha, donde se puede confrontar si lo que
se dice es lo que se hace.

En estos días, y también a lo largo de estos 15 años, lo
que hemos dicho sobre nosotros, nosotras mismas se puede
corroborar. Todavía, tal vez no por mucho tiempo más, se puede ir
a las comunidades indígenas
zapatistas (si lo hacen, pidan permiso primero en la
Junta de Buen Gobierno, es nuestro modo) y ver si es cierto que
hay mujeres en los cargos o como educadoras o como
promotoras de salud o como responsables locales y regionales.
Como Comandantas tal vez no es necesario, porque a menos que
se trate de un efecto virtual conseguido
con rayos láser o a que comandantes varones hayan repetido la
maravillosa transformación que Krishna nos enseñó ayer,
algunas de las Comandantas están aquí.

Ir y ver si es cierto que hay escuelas y clínicas de salud, si las Juntas
de Buen Gobierno realmente buscan el acuerdo
entre las partes cuando hay conflictos y disputas, si es cierto
que los maestros y maestras que les dan
clases a la Lupita y a la Toñita se formaron en los sistemas de educación
autónoma. En fin, se puede ver si hacemos lo que decimos.

Y lo mismo pasa con nuestros compañeros,
compañeras y compañeroas de la Otra. Se puede ir al local de Brigada
Callejera y constatar si hacen lo que
ayer nos dijeron; se puede ir a los pequeños locales donde trabajan,
ellos sí en condiciones heroicas, quienes hacen comunicación
alternativa, o dicen tener mesas de información, u organizar colonos,
campesinos, trabajadores de la ciudad, pueblos indios, o pintar, o
cantar, o lo que cada quien dice que hace.

Hace algún tiempo, antes de venir a morir y nacer
en estas montañas del sureste mexicano, estuve en la Universidad
Nacional Autónoma de México y varias veces estuve en
el auditorio de la Facultad de Filosofía
y Letras, en el auditorio conocido como “El Che”.
Entonces eran la rectoría y sus autoridades administrativas
quienes se encargaban de “El Che”. No les miento, aquello
era un muladar. Y un muladar
descuidado, porque hay muladares atendidos.

Tiempo después, siendo ya quienes somos, como parte de nuestro
recorrido de la Otra Campaña tuve la oportunidad de estar en dos
ocasiones en el Che. La una sin conocer el tamaño de la
disputa. La otra, conociéndolo y tomando posición. Tampoco ahora
les miento: estaba impecable, limpio, ordenado, funcionando.
Lo único que le faltaba eran las butacas que,
creo, fueron quitadas precisamente por Rectoría. Se impartían
ahí varios talleres, había un comedor, lamentablemente
vegetariano para quienes somos
carnívoros y taqueros sin salvación alguna. Había trabajo, lucha,
vida. El Che no era el edificio gris que sólo se abría para
cine clubes, asambleas y,
muy escasos, actos culturales.

Tal vez, es un supositorio, los compañeros y compañeras
del Okupache sólo lo limpiaron y arreglaron porque yo iba a ir y
montaron una escenografía para aparentar que hacen lo que dicen.
No lo creo. Creemos que sí es cierto que hacen lo que dicen, pero,
en todo caso, es algo que ustedes pueden
constatar visitando el local de estos nuestros compañeros y compañeras
del Okupache. Seguramente, lo hemos constatado, tienen
“modos” y posiciones que no compartimos. Y seguramente hay otros
y otras, compañeros o no, que piensan lo contrario o tienen una
imagen diametralmente opuesta a la que nosotros vimos. Está bien,
ésa es la Universidad Nacional Autónoma de México. Y tiene
razón quien dice que es a esa
colectividad universitaria, es decir, universal, a quien le
corresponde discutir, analizar, disentir, tomar posición,
decidir. Y creemos que tal vez se podrá hacer sin gritos y sin
descalificaciones fáciles, pero también sin amenazas de desalojo ni
enfrentamientos. En fin, ahí lo vean. Pero no lo duden siquiera,
nosotros estaremos del lado de nuestros compañeros y compañeras,
del lado del agredido, como lo estuvimos aquí hace unos días.

Los partidos políticos de arriba pueden decir una cosa y
hacer lo contrario. Uno puede constatar esto en cualquier lugar
donde tienen el poder. Y es porque su criterio de congruencia es otro.
Para ellos es la cantidad que pueden movilizar, sin importar los
métodos a los que recurran, en una votación o en una movilización
lo que les da el termómetro de si van bien o mal o regular.

Nosotras, nosotros, tenemos otro criterio: vamos bien
si lo que decimos coincide con lo que hacemos,
sea bueno o malo para los otros.

Dos personas a quienes queremos y respetamos, tal vez a su pesar, nos
preguntan de qué le sirve al movimiento zapatista que
Marcos descalifique al movimiento lopezobradorista, otra
que por qué siempre que comparezco antes los medios lo hago, entre
otras cosas, para denostar a AMLO.

Bueno, yo no estoy compareciendo ante los medios, ese tiempo ya
pasó hace mucho. Nosotros estamos hablando y escuchando
con nuestros compañeros, compañeras y compañeroas de la Otra en
México y el mundo, y escuchando la palabra de personas que luchan y
piensan en varios rincones del planeta.

Quisiera que me concedieran algo de tiempo para explicarles cómo
estamos organizados en nuestro trabajo de CCRI-CG del EZLN. Miren,
aquí en el EZLN convergen varios pueblos indios: tzeltales,
tzotziles, tojolabales, choles, zoques, mames y mestizos.

Estos pueblos tienen comunidades indígenas que forman zonas. Cada
zona tiene una estructura organizativa, ahora paralela a la
de autoridad autónoma. Y en cada estructura de zona hay
un mando colectivo organizativo. Cuando digo “mando colectivo
organizativo” no sólo digo que es un colectivo,
también digo que no es militar. Este mando de zona es lo que llamamos
CCRI de zona. Y cada zona tiene su “modo”. Los tzotziles, los
tzeltales, los tojolabales, los choles, los zoques, los mames y los
mestizos tienen sus propios problemas y sus “modos” propios de
enfrentarlos o resolverlos. El EZLN se encarga entonces de ser como
el puente de enlace, el va y viene, entre las zonas. Cuando
el EZLN como tal va a hacer algo debe tener el acuerdo de todas las
zonas. Cuando una zona va a hacer algo, debe comunicarlo
a las demás zonas, vía el EZLN, para que sepan
y vean en qué se puede apoyar.

Además de eso, al EZLN le toca representar a todas las zonas
como un todo frente al exterior, es decir, frente
a los que no son zapatistas. Aunque es una Comandanta en
Los Altos, Hortensia no habla ante ustedes de los Altos, por su voz
habla la voz del EZLN. Y lo que cuenta de las mujeres no es sólo lo que
pasa en Los Altos, sino la tendencia que ella saca de todas las
comunidades zapatistas. Lo mismo es cuando hablo yo o el Teniente
Coronel Moisés o Comandante Zebedeo o Comandante David o
cualquiera de quienes son del CCRI-Comandancia General.

Entonces, cuando Marcos o cualquiera de nosotros habla en público
como en esta ocasión, lo hace como EZLN, no a título personal.

Nosotros pensamos que cada quien debe hacerse responsable de lo que
dice y hace, como individuo y como colectivo. Creo
que el EZLN se ha hecho responsable siempre de lo que
dice y hace, y que pone la vida en ello. La
vida individual y la vida colectiva.

Entonces, ¿de qué le sirve a un movimiento decir lo que piensa y siente?
Bueno, nosotros nos alzamos en armas también para eso, para recuperar
nuestra palabra, para poder decir nosotros
mismos lo que pensamos y sentimos.

Que nos digan quienes de nuestros “aliados” son perseguidores,
discriminadores y asesinos de indígenas. Nosotros sí les hemos dicho
quienes de sus dirigentes y “aliados” sí lo son. Quienes persiguen,
hostigan y les cortan el agua a nuestros compañeros
zapatistas de Zinacantán son los de la CND lopezobradorista.
Quienes nos agreden dentro y fuera de nuestro territorio son
simpatizantes de AMLO, claro además del gobierno federal estatal,
municipal, los medios de comunicación (ahora todos), el
ejército, la policía estatal, la AFI, el CISEN, la
CIA y amigos que los acompañan.

Quienes metieron a los compañeros zapatistas desalojados de Montes
Azules primero en un prostíbulo abandonado y luego en una
bodega fueron lopezobradoristas. Funcionarios del gobierno
del DF y miembros del movimiento de AMLO se trasladaron a Chiapas
para “operar”, al lado del gobierno que AMLO apoyó para llegar
al poder, el desalojo. Dije en una bodega. Los indígenas siempre han
señalado que los dominadores nos tratan como animales.
Ellos fueron más allá, nos trataron como cosas, como bultos. Ni los
animales se meten a una bodega. Y como éstos hay más ejemplos, que
hemos denunciado una y otra vez.

Yo sé que puede ser una vía de escape o un consuelo decir o decirse
que es una onda de Marcos y que las bases zapatistas
mueren de ganas por ser acarreadas a algún acto de AMLO, o que
arden de deseos por hacer proselitismo para las próximas elecciones.

Pero no. Éste es el Festival de la Digna Rabia y, como
todos, todas y todoas, hemos venido aquí a expresar nuestra rabia.
No la rabia de Marcos, o Moisés, u Hortensia, o Zebedeo, o
David. No, la rabia de las comunidades zapatistas que ya no son sólo
agredidas por los malos gobiernos, también por quienes
se dicen de izquierda y progresistas.

Y cuando hablamos sólo expresamos nuestra rabia.
Si escucharan la rabia de los demás que no son del EZLN, la que
cultivaron también con agresiones y persecuciones, tal
vez entenderían algunas cosas.

Por otro lado, ¿Por qué no se le pregunta a AMLO la razón por la
cual prefirió aliarse con perseguidores y asesinos de indígenas
en general e indígenas zapatistas en particular?

¿Quién de ustedes vino acá a decirnos “compañeros, los vamos
a madrear pero es por un proyecto alternativo de Nación, aguanten
vara y no hagan bulla porque es por el bien de la Patria.
Ustedes esperen mientras nosotros salvamos a la Nación”?

Y, ¿de qué le sirvió al movimiento lopezobradorista
aliarse con los Nuñez, los Montreal, los Muñoz Ledo, los Sabines,
los Albores, los Kanter, los Iruegas, los ex funcionarios
indígenas de Fox, los que votaron en contra de los Acuerdo
de San Andrés “para demostrar
vocación de gobierno”, los que persiguen ambulantes, jóvenes,
trabajador@s sexuales, trabajadores, campesinos, indígenas, los
que, en los lugares donde son gobierno, desalojan,
despojan, reprimen, explotan, discriminan,
cortejan al poderoso y entregan riquezas naturales al extranjero?


Y, ¿de qué le sirvió al movimiento lopezobradorista,
en lugar de responder con argumentos a nuestras críticas, el
calumniarnos, tergiversarnos, mentir descaradamente, agredirnos
verbalmente en nuestros actos, cerrarnos las páginas, editar su historia?

¿De qué le sirve al movimiento lopezobradorista decir una y otra
vez que es el único que está luchando en este país, que es el
único que se opone a Calderón, que tiene a “los mejores escritores
y artistas” de su lado y que ninguna otra organización puede
decir lo mismo? ¿De qué les sirve esa soberbia frente
a los humildes y los de abajo?

¿De qué le sirve al movimiento lopezobradorista no vernos
ni oírnos, ni ver ni oír a los muertos y muertas
que son su responsabilidad?

Pueden decir que eso no es AMLO. Sí lo es. Lo ha sido siempre,
y no lo ve quien no lo quiere ver. Y un dirigente debe
hacerse responsable de lo que dicen y hacen él y su movimiento. Y
los miembros de un movimiento también.

Así como los indígenas zapatistas se hacen responsables de
ser indígenas y de ser zapatistas y por hacerse responsables de
eso es que los desalojan, los hostigan y los atacan.

Hace unos meses llegó en nuestras tierras una caravana
internacional para mostrar su apoyo a las comunidades
zapatistas frente a las incursiones militares.
Según recuerdo, venían de Grecia, Italia, Francia y del Estado
Español, entre otros países del mundo. Nos llamó la atención
que no viniera ningún vasco o vasca. Probablemente,
pensamos, no se apuntaron o en la lista no los habían
incluido. Fue el Teniente Coronel Insurgente Moisés, encargado de la
Comisión Intergaláctica, a ver y, en efecto, venían vascos y vascas pero,
dijeron palabras más, palabras menos, “que se habían
apuntado junto con los españoles para no dar problemas”.
Nosotros les dijimos que no nos habíamos peleado con
medio mundo por hacer público nuestro reconocimiento al
derecho de los vascos a su independencia, para luego
terminar metiéndolos dentro de los españoles “para no tener
problemas”. Que nos peleamos con medio mundo para poder
decir: ¡Gora Euzkera! ¡Gora Euzkal Herria!

Si nos hicimos responsables de nuestro alzamiento, si nos
hicimos responsables de nuestra palabra, si para ello desafiamos
la fuerza del gobierno y sus ejércitos y policías, si nos hicimos
responsables de nuestros muertos, no veo por qué no habríamos
de hacernos responsables de nuestra rabia.

Compañeras y compañeros:

Esta madrugada con un pequeño grupo y esta tarde con toda
la delegación nos hemos reunido las compañeras y compañeros para
decidir cuál debe ser el mensaje principal de esta intervención.

Muchas y buenas palabras hemos escuchado en estos días aquí en
San Cristóbal y antes en la Ciudad de México. Claro,
también escuchamos algunas barbaridades.

Casi todas se han referido a la crisis mundial y nacional, y a los tiempos
ominosos que se avecinan. Ha habido preocupación sincera.
Pero también ha habido alegría. Como si cada uno, una, unoa,
en individual y en colectivo, supiera que tiene algo con lo que hacer
frente a esos temores y horrores. Como si no hubiéramos
dejado de tener miedo y pena, pero éstos fueran diferentes. Como si
tomáramos ese miedo y esa pena y las controláramos, les
diéramos rumbo, destino. Como si de por sí pudiéramos hacer como
nos platicaron Mariana, Italia y Norma. Como si supiéramos
que va a pasar lo que va a pasar.

Algunos de quienes han expuesto en este Festival, en sus puestos
o en sus intervenciones, han mostrado su preocupación por quién, o
cómo, o con qué se va a dirigir ese movimiento. Se
aventuran estructuras, modos, formas, para ese gran movimiento
que seguro habrá de levantarse aún frente a lo más oscuro y perverso.
Como seguro se levantará el pueblo Palestino frente al crimen que hoy
se comete en sus tierras y contra su gente.

Como zapatistas que somos, pues claro les digo que tenemos mucho
contento que las dudas y preguntas que los desvelan y develan ya no son
del tipo “¿Será que se puede hacer algo?”, “¿Será que va a pasar algo?”

Ustedes y nosotros hemos visto y sentido esa rabia acumulada.

Pero a nosotros no nos preocupa quién, o cómo, o con qué se va
a dirigir esa rabia. Tampoco con qué paso, velocidad, ritmo
y compañía. No nos preocupa la velocidad del sueño.

Nosotros hemos aprendido a confiar en la gente, en el pueblo, en
nuestro pueblo. Sabemos ya que no necesitan quién los dirija, que se
dotan de sus propias estructuras para luchar y para triunfar.
Que toman en sus manos sus propios destinos, y que lo hacen mejor
que los gobiernos que se imponen desde fuera.

No, a nosotros no nos preocupa la dirección del movimiento.
Escuchando ahora al compañero Carlos González, del Congreso
Nacional Indígena, vemos que tenemos la misma inquietud.

A nosotros nos preocupa el rumbo y el destino. Nos preocupa lo
que nos defina, el modo. Nos preocupa que el mundo que
vaya a parir nuestra rabia se parezca al que hoy padecemos.

Permítanos contarles: El EZLN tuvo la tentación de la hegemonía
y la homogeneidad. No sólo después del alzamiento, también antes.
Hubo la tentación de imponer modos e identidades. De
que el zapatismo fuera la única verdad. Y fueron los pueblos los que
lo impidieron primero, y luego nos enseñaron que no es así, que no
es por ahí. Que no podíamos suplir un dominio con otro y
que debíamos convencer y no vencer a quienes eran y son como
nosotros pero no son nosotros. Nos enseñaron que hay
muchos mundos y que es posible y necesario el respeto mutuo.

Y no nos referimos al respeto que se nos exige que tengamos frente
a quienes nos agreden, sino a quienes tienen otros modos pero
el mismo empeño de libertad, de justicia, de democracia.

Y entonces lo que queremos decirles es que esta pluralidad
tan la misma en la rabia, y tan diferente en sentirla, es el rumbo
y el destino que nosotros queremos y les proponemos.

Porque unos pueden hacer declaraciones en contra de los partidos y
organizaciones que, dicen, quieren hegemonizar y homogeneizar la Otra
Campaña, y a la hora que se critica o se disiente de lo que hacen,
entonces sacan los gritos y las descalificaciones.


No todos somos zapatistas (cosa que en algunos casos celebramos).
Tampoco somos todos comunistas, socialistas, anarquistas, libertarios,
punks, skatos, darks, y como cada quien nombre su diferencia.

Debe haber una palabra para lo que queremos decirles. Y se nos ha
ocurrido que bien puede servir la que usó el compañero
Jean Robert ayer: “proporcionalidad”.

Los zapatistas, las zapatistas, no nos propusimos con la Sexta
Declaración organizar y dirigir a todo México, mucho menos a todo
el mundo. En ella nosotros decimos: aquí estamos, esto somos,
esto queremos y así pensamos que hay que hacerlo. Y en
ella reconocemos nuestros límites, nuestras
posibilidades, nuestra proporcionalidad.

En la Sexta no decimos que todos los pueblos indios se entren al EZLN,
ni decimos que vamos a dirigir obreros, estudiantes,
campesinos, jóvenes, mujeres, otros, otras, otroas. Decimos
que cada quien tiene su espacio, su historia, su lucha, su sueño,
su proporcionalidad. Y decimos
que entonces echemos trato para luchar juntos por el todo
y por lo de cada quien y cada cual. Por echar
trato entre nuestras respectivas proporcionalidades y el país
que resulte, el mundo que se logre esté
formado por los sueños de todos y cada uno de los desposeídos.

Que ese mundo sea tan abigarrado, que no quepan las pesadillas que
vivimos ninguno, ninguna, ningunoa, de abajo.

Nos preocupa que en ese mundo parido por tanta lucha y tanta rabia se
siga viendo a la mujer con todas las variantes de desprecio que
la sociedad patriarcal ha impuesto; que se siga viendo como raros o
enfermos o enfermoas y raroas a las diversas
preferencias sexuales; que se siga asumiendo que la juventud
debe ser domesticada, es decir, obligada a “madurar”; que los
indígenas sigamos siendo despreciados y humillados o, en
el mejor de los casos, enfrentados como los buenos
salvajes a los que hay que civilizar.

Vaya, nos preocupa que ese nuevo mundo no vaya a ser un clon del
actual, o un transgénico o una fotocopia del que hoy nos horroriza
y repudiamos. Nos preocupa, pues, que en ese mundo no
haya democracia, ni justicia, ni libertad.

Entonces les queremos decir, pedir, que no hagamos de nuestra
fuerza una debilidad. El ser tantos y tan diferentes
nos permitirá sobrevivir a la catástrofe que se avecina, y nos
permitirá levantar algo nuevo. Les queremos decir, pedir,
que eso nuevo sea también diferente.

Éste es el mensaje que queríamos pasarles. Ésta es nuestra palabra.

Muchas gracias a todos, todas y todoas quienes nos
hablaron y escucharon y, así, nos contagiaron y se
contagiaron de la digna rabia.

¡Libertad y Justicia para Atenco! ¡Libertad, Justicia y Presentación de
Presos, presas y desparecidos políticos!

Por los hombres, mujeres, niños y ancianos de
Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Subcomandante Insurgente Marcos.
México, 5 de enero del 2009.

P.D.- Siete cuentos para Nadie.

Cuento 7: “Cuenta el Viejo Antonio…”

Una madrugada fría, helada y silenciosa nos encuentra despiertos,
como hace 15 años. Y como hace 25, el Viejo Antonio dibuja una lucecita
entre las sombras que somos, al encender su cigarrillo hecho con
doblador. Callamos. Nadie dice nada. Espera. El Viejo Antonio convoca
entonces la tibieza de la palabra, la que alivia,
la que consuela, la que da esperanza.

“Decían los más viejos de nuestros viejos, nuestros sabedores más
anteriores, que los dioses más primeros, los que nacieron
el mundo, parecía que lo habían hecho sin orden alguno.
Que nomás habían ido aventando los pedazos hechos ónde quiera.
Que el mundo creado no era uno, sino
que eran muchos y muy otros cada uno. O sea que, como dicen
ustedes, había muchas geografías. Y cuentan nuestros sabedores que
entonces se reunieron los tiempos, que sea el pasado, el presente y
el futuro, y fueron a protestarlos a los dioses. “Así nomás no se puede.
Que sea que no podemos hacer nuestro trabajo con ese desmadre
de mundos que hay. Quiere que va a haber uno solo, para que los
tiempos podamos caminar nuestro paso por un solo camino.”
Así dijeron los tiempos estos. Entonces los dioses lo escucharon lo que
dijeron el pasado, el presente y el futuro y dijeron: “Ta bueno, ahí lo
vamos a ver”. Se reunieron entonces los dioses
primeros, los que nacieron el mundo, y a saber lo que hablaron,
pero sí se sabe que tardaron.
Ya más después los primeros dioses los llamaron a los tiempos y
así les dijeron: “Ya estuvimos pensando sus palabras que sacaron y
queremos decirles que no está bueno su pensamiento”. Los tiempos
empezaron a murmurar, que uta magre, que la chinga es pa´ nosotros
porque no somos dioses, que esto y que lo otro. Los dioses les
dijeron que esperan, que todavía no han terminado
de decirlo su palabra. “Ta bueno”, dijeron los tiempos y esperaron
lo que seguía. Entonces los dioses más primeros les explicaron
que iba a llegar el tiempo en que el
Mandón iba a querer dominar todo el mundo y esclavizar todo lo que el
mundo tenía, que iba a destruir y a matar. Que mucha y
grande era la fuerza del Mandón y que en el mundo no iba a
haber entonces una fuerza igual. Que la única forma de resistir y
de luchar contra el Mandón era siendo muchos
y diferentes, para que así el Mandón no agarra el modo de uno nomás
y los derrota a todos. Que los dioses entendían que era mucha chinga
para los tiempos el hacerse muchos y diferentes
para hacer su trabajo y su paso en cada uno de los mundos que el mundo
tenía, pero que ni modos, que así había llegado. Y les dijeron que
entonces no iba a haber un tiempo parejo
para todos los mundos que había en el mundo, sino que iba a
haber muchos tiempos. O sea que, como dicen ustedes,
muchos calendarios. Y los dioses más primeros les dijeron a los tiempos:
va a haber en cada uno de esos muchos mundos que forman el mundo
unos o unas, según, que van a saber leer la mapa y los calendarios.
Y que va a llegar el tiempo en que el pasado, el presente y el futuro
se van juntar y entonces ya todos los mundos lo van a derrotar
al Mandón. Así dijeron los dioses más primeros. Y los
tiempos, nomás por mulas porque ya sabían la respuesta, preguntaron
si cuando ya lo derrotan al Mandón entonces sí ya se
van a juntar los mundos en uno solo. Y los dioses más primeros
les dijeron que eso lo van a ver los hombres y mujeres de esos tiempos,
que ahí lo van a ver si el ser diferentes los hace débiles o
los hace fuertes para resistir y
derrotar a los Mandones que van a seguir llegando”.

Se fue el Viejo Antonio. Seguía haciendo frío, pero una lucecita quedó,
como para que la sombra no estuviera sola.

Tan-tan.

Muchas gracias compañeros y compañeras y compañeroas.
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Enero 5 del 2009.

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AUDIO: Subcomandante Insurgente Marcos



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