sábado, 1 de noviembre de 2008

>>La contrarreforma



Luis Javier Garrido

La crisis general del país se está agravando notablemente al iniciarse la aprobación de la contrarreforma petrolera que busca despojar a la nación del principal de sus recursos estratégicos.

1. La contrarreforma privatizadora en materia energética de Felipe Calderón y los priístas salinistas, que ayer se empezó a aprobar en fast track en una sesión ilegal del Senado de la República que se llevó a cabo en una Torre del Caballito resguardada por las fuerzas armadas del Ejecutivo de facto, que amedrentaron y sometieron a los senadores de oposición como en cualquier régimen dictatorial latinoamericano, es anticonstitucional y contraria a los intereses de México, pues pretende “legalizar”, en contra del mandato de la Constitución, los contratos con las multinacionales y conferirle a Pemex un régimen de excepción y al Ejecutivo atribuciones metaconstitucionales y al margen de cualquier control, para poder desmantelar la industria petrolera mexicana y entregar el control de la principal riqueza de México al capital extranjero.

2. La forma en materia parlamentaria es también fondo, y la aprobación al vapor y a ciegas que hicieron los senadores en una sesión ignominiosa efectuada en un local alterno y en estado de sitio, de una contrarreforma que la mayoría desconocía, pues no tuvo manera de conocerla con anticipación, deslegitima por completo la intentona entreguista. Los siete dictámenes fueron votados con una premura que sólo refleja la prisa de Calderón por rendirle cuentas a la agonizante administración de Bush, que envió a México a su secretaria de Estado, Condoleezza Rice, a exigirle cuentas. A nadie puede extrañar, por lo mismo, que en menos de cinco horas los senadores aprobaran cuerpos legales que no se leyeron y sin que mediara discusión alguna, cuyo único fin es echar atrás la expropiación petrolera decretada en 1938 por
el presidente Lázaro Cárdenas.

3. En un país que atraviesa por una grave crisis política y social, agravada por la crisis internacional derivada del fracaso del modelo neoliberal, la “clase política” mexicana y su pelele han impulsado con profunda miopía una contrarreforma histórica que busca desmantelar a la nación, ignorando que hay una sociedad en movimiento que va a seguir tratando de impedirles en los próximos meses que hagan el negocio del siglo.

4. El paquete de adiciones y enmiendas legales no entraña únicamente un peligro grave para México, que es el de autorizar al gobierno la licitación de áreas completas a empresas extranjeras para realizar trabajos de exploración y producción (como han exigido para las aguas profundas del Golfo), punto que suscitó la iniciación ayer mismo del Movimiento de Resistencia Pacífica encabezado por Andrés Manuel López Obrador, sino que en su conjunto es atentatorio para México. Todas estas leyes, por la vía de las lagunas o de las vaguedades, abren mañosamente más la vía para el contratismo y la penetración de las trasnacionales en un marco permisivo sustentado en el principio, que también contradice a la Constitución, de que “hay áreas que no son estratégicas en materia de hidrocarburos”.

5. Una reforma legal debe entenderse por sus orientaciones fundamentales y enmiendas en materia petrolera de 2008, que el régimen espurio pretende imponer. Buscan a) ampliar las vías en la legislación secundaria para que las multinacionales se apoderen con menores obstáculos de recursos estratégicos de México, y b) otorgar al Ejecutivo atribuciones metaconstitucionales para dividir y desmantelar a Pemex otorgando los contratos ilegales
sin fiscalización alguna.

6. La mecánica entreguista es muy burda, pues supone permitir en la legislación secundaria lo que está expresamente prohibido en la Constitución General de la República: los contratos con las multinacionales. El párrafo sexto del artículo 27 establece que “tratándose del petróleo y de los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos o de minerales radioactivos no se otorgarán concesiones ni contratos, ni subsistirán los que en su caso se hayan otorgado”, y las leyes que ayer aprobaron los senadores no hacen más que reglamentar un sinnúmero de contratos (a pesar de que éstos son anticonstitucionales), en la mira de fortalecer
una situación de facto que ya existe.

7. En la historia legislativa de México ningún paquete de iniciativas legales ha sido tan debatido como el intento de contrarreforma petrolera de Felipe Calderón de 2008, secundado por el PRI, que determinó más de seis meses de mesas en el Senado y de debates en el país y, por lo mismo, resulta una burla a los mexicanos que, de espaldas y contra la nación, las cámaras legislativas aprueben ahora con un mecanismo de fast track un proyecto distinto, que ayer ni siquiera se había terminado de redactar, y en el que se mantienen los mecanismos privatizadores contrarios a la Constitución, que determinaron en abril el surgimiento de la inconformidad, fundamentalmente los contratos y la discrecionalidad e impunidad del Ejecutivo para desmantelar la paraestatal, todo ello encubierto con una propaganda descomunal tendiente a engañar a los mexicanos, y que ha sido el aspecto más despreciable
de esta nueva contrarreforma.

8. La principal mentira que se ha repetido hasta la saciedad es que esta versión de la contrarreforma petrolera, que maldisfraza sus objetivos, es menos lesiva y/o privatizadora que las iniciativas burdamente privatizadoras de Calderón del 8 de abril o de Beltrones del 23 de julio, pues las tres conducen a lo mismo: a abrir vías seudolegales (y anticonstitucionales) para entregar lo que resta de ese recurso estratégico de México a las trasnacionales.

9. Los acuerdos de las cúpulas partidistas de estos meses no trajeron más que un profundo malestar ciudadano, al constatar el nivel de corrupción tanto de muchos académicos e intelectuales como de los legisladores de todos los partidos, y en particular de buen número de senadores del PRD, que por turbias maquinaciones prefirieron crear un escenario de simulación antes que defender los intereses de la nación.

10. La legislación aprobada aún no entra en vigor, pues falta que sea aprobada por los diputados, y es evidente que será impugnada ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pero desde ahora resulta claro que ha abierto aún más la brecha entre la “clase política” y los mexicanos, y que esto va a tener consecuencias
determinantes para el país.




http://www.jornada.unam.mx/ 2008/10/24/index.php?section= opinion&article=029a1pol




domingo, 12 de octubre de 2008

>>La soledad de América Latina



Gabriel García Márquez

[Discurso de aceptación del Premio
Nobel 1982 -Texto completo]



Antonio Pigafetta, un navegante florentino que acompañó a Magallanes en el primer viaje alrededor del mundo, escribió a su paso por nuestra América meridional una crónica rigurosa que sin embargo parece una aventura de la imaginación. Contó que había visto cerdos con el ombligo en el lomo, y unos pájaros sin patas cuyas hembras empollaban en las espaldas del macho, y otros como alcatraces sin lengua cuyos picos parecían una cuchara. Contó que había visto un engendro animal con cabeza y orejas de mula, cuerpo de camello, patas de ciervo y relincho de caballo. Contó que al primer nativo que encontraron en la Patagonia le pusieron enfrente un espejo, y que aquel gigante enardecido perdió el uso de la razón por el pavor de su propia imagen.

Este libro breve y fascinante, en el cual ya se vislumbran los gérmenes de nuestras novelas de hoy, no es ni mucho menos el testimonios más asombroso de nuestra realidad de aquellos tiempos. Los Cronistas de Indias nos legaron otros incontables. Eldorado, nuestro país ilusorio tan codiciado, figuró en mapas numerosos durante largos años, cambiando de lugar y de forma según la fantasía de los cartógrafos. En busca de la fuente de la Eterna Juventud, el mítico Alvar Núñez Cabeza de Vaca exploró durante ocho años el norte de México, en una expedición venática cuyos miembros se comieron unos a otros y sólo llegaron cinco de los 600 que la emprendieron. Uno de los tantos misterios que nunca fueron descifrados, es el de las once mil mulas cargadas con cien libras de oro cada una, que un día salieron del Cuzco para pagar el rescate de Atahualpa y nunca llegaron a su destino. Más tarde, durante la colonia, se vendían en Cartagena de Indias unas gallinas criadas en tierras de aluvión, en cuyas mollejas se encontraban piedrecitas de oro. Este delirio áureo de nuestros fundadores nos persiguió hasta hace poco tiempo. Apenas en el siglo pasado la misión alemana de estudiar la construcción de un ferrocarril interoceánico en el istmo de Panamá, concluyó que el proyecto era viable con la condición
de que los rieles no se hicieran de hierro, que era un metal
escaso en la región, sino que se hicieran de oro.

La independencia del dominio español no nos puso a salvo de la demencia. El general Antonio López de Santana, que fue tres veces dictador de México, hizo enterrar con funerales magníficos la pierna derecha que había perdido en la llamada Guerra de los Pasteles. El general García Moreno gobernó al Ecuador durante 16 años como un monarca absoluto, y su cadáver fue velado con su uniforme de gala y su coraza de condecoraciones sentado en la silla presidencial. El general Maximiliano Hernández Martínez, el déspota teósofo de El Salvador que hizo exterminar en una matanza bárbara a 30 mil campesinos, había inventado un péndulo para averiguar si los alimentos estaban envenenados, e hizo cubrir con papel rojo el alumbrado público para combatir una epidemia de escarlatina. El monumento al general Francisco Morazán, erigido en la plaza mayor de Tegucigalpa, es en realidad una estatua del mariscal Ney comprada en París en un depósito de esculturas usadas.

Hace once años, uno de los poetas insignes de nuestro tiempo, el chileno Pablo Neruda, iluminó este ámbito con su palabra. En las buenas conciencias de Europa, y a veces también en las malas, han irrumpido desde entonces con más ímpetus que nunca las noticias fantasmales de la América Latina, esa patria inmensa de hombres alucinados y mujeres históricas, cuya terquedad sin fin se confunde con la leyenda. No hemos tenido un instante de sosiego. Un presidente prometeico atrincherado en su palacio en llamas murió peleando solo contra todo un ejército, y dos desastres aéreos sospechosos y nunca esclarecidos segaron la vida de otro de corazón generoso, y la de un militar demócrata que había restaurado la dignidad de su pueblo. En este lapso ha habido 5 guerras y 17 golpes de estado, y surgió un dictador luciferino que en el nombre de Dios lleva a cabo el primer etnocidio de América Latina en nuestro tiempo. Mientras tanto 20 millones de niños latinoamericanos morían antes de cumplir dos años, que son más de cuantos han nacido en Europa occidental desde 1970. Los desaparecidos por motivos de la represión son casi los 120 mil, que es como si hoy no se supiera dónde están todos los habitantes de la ciudad de Upsala. Numerosas mujeres arrestadas encintas dieron a luz en cárceles argentinas, pero aún se ignora el paradero y la identidad de sus hijos, que fueron dados en adopción clandestina o internados en orfanatos por las autoridades militares. Por no querer que las cosas siguieran así han muerto cerca de 200 mil mujeres y hombres en todo el continente, y más de 100 mil perecieron en tres pequeños y voluntariosos países de la América Central, Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Si esto fuera en los Estados Unidos, la cifra proporcional sería de un millón 600 mil muertes violentas en cuatro años.

De Chile, país de tradiciones hospitalarias, ha huido un millón de personas: el 10 por ciento de su población. El Uruguay, una nación minúscula de dos y medio millones de habitantes que se consideraba como el país más civilizado del continente, ha perdido en el destierro a uno de cada cinco ciudadanos. La guerra civil en El Salvador ha causado desde 1979 casi un refugiado cada 20 minutos. El país que se pudiera hacer con todos los exiliados y emigrados forzosos de América latina, tendría una población más numerosa que Noruega. Me atrevo a pensar que es esta realidad descomunal, y no sólo su expresión literaria, la que este año ha merecido la atención de la Academia Sueca de la Letras. Una realidad que no es la del papel, sino que vive con nosotros y determina cada instante de nuestras incontables muertes cotidianas, y que sustenta un manantial de creación insaciable, pleno de desdicha y de belleza, del cual éste colombiano errante y nostálgico no es más que una cifra más señalada por la suerte. Poetas y mendigos, músicos y profetas, guerreros y malandrines, todas las criaturas de aquella realidad desaforada hemos tenido que pedirle muy poco a la imaginación, porque el desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos convencionales para hacer creíble nuestra vida. Este es, amigos, el nudo de nuestra soledad.

Pues si estas dificultades nos entorpecen a nosotros, que somos de su esencia, no es difícil entender que los talentos racionales de este lado del mundo, extasiados en la contemplación de sus propias culturas, se hayan quedado sin un método válido para interpretarnos. Es comprensible que insistan en medirnos con la misma vara con que se miden a sí mismos, sin recordar que los estragos de la vida no son iguales para todos, y que la búsqueda de la identidad propia es tan ardua y sangrienta para nosotros como lo fue para ellos. La interpretació n de nuestra realidad con esquemas ajenos sólo contribuye a hacernos cada vez más desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más solitarios. Tal vez la Europa venerable sería más comprensiva si tratara de vernos en su propio pasado. Si recordara que Londres necesitó 300 años para construir su primera muralla y otros 300 para tener un obispo, que Roma se debatió en las tinieblas de incertidumbre durante 20 siglos antes de que un rey etrusco la implantara en la historia, y que aún en el siglo XVI los pacíficos suizos de hoy, que nos deleitan con sus quesos mansos y sus relojes impávidos, ensangrentaron a Europa con soldados de fortuna. Aún en el apogeo del Renacimiento, 12 mil lansquenetes a
sueldo de los ejércitos imperiales saquearon y devastaron a Roma,
y pasaron a cuchillo a ocho mil de sus habitantes.

No pretendo encarnar las ilusiones de Tonio Kröger, cuyos sueños de unión entre un norte casto y un sur apasionado exaltaba Thomas Mann hace 53 años en este lugar. Pero creo que los europeos de espíritu clarificador, los que luchan también aquí por una patria grande más humana y más justa, podrían ayudarnos mejor si revisaran a fondo su manera de vernos. La solidaridad con nuestros sueños no nos haría sentir menos solos, mientras no se concrete con actos de respaldo legítimo a los pueblos que
asuman la ilusión de tener una vida propia en el reparto del mundo.

América Latina no quiere ni tiene por qué ser un alfil sin albedrío, ni tiene nada de quimérico que sus designios de independencia y originalidad se conviertan en una aspiración occidental.
No obstante, los progresos de la navegación que han reducido tantas distancias entre nuestras Américas y Europa, parecen haber aumentado en cambio nuestra distancia cultural. ¿Por qué la originalidad que se nos admite sin reservas en la literatura se nos niega con toda clase de suspicacias en nuestras tentativas tan difíciles de cambio social? ¿Por qué pensar que la justicia social que los europeos de avanzada tratan de imponer en sus países no puede ser también un objetivo latinoamericano con métodos distintos en condiciones diferentes? No: la violencia y el dolor desmesurados de nuestra historia son el resultado de injusticias seculares y amarguras sin cuento, y no una confabulación urdida a 3 mil leguas de nuestra casa. Pero muchos dirigentes y pensadores europeos lo han creído, con el infantilismo de los abuelos que olvidaron las locuras fructíferas de su juventud, como si no fuera posible otro destino que vivir a merced de los dos grandes dueños del mundo. Este es, amigos, el tamaño de nuestra soledad.

Sin embargo, frente a la opresión, el saqueo y el abandono, nuestra respuesta es la vida. Ni los diluvios ni las pestes, ni las hambrunas ni los cataclismos, ni siquiera las guerras eternas a través de los siglos y los siglos han conseguido reducir la ventaja tenaz de la vida sobre la muerte. Una ventaja que aumenta y se acelera: cada año hay 74 millones más de nacimientos que de defunciones, una cantidad de vivos nuevos como para aumentar siete veces cada año la población de Nueva York. La mayoría de ellos nacen en los países con menos recursos, y entre éstos, por supuesto, los de América Latina. En cambio, los países más prósperos han logrado acumular suficiente poder de destrucción como para aniquilar cien veces no sólo a todos los seres humanos que han existido hasta hoy, sino la totalidad de los seres vivos que han pasado por
este planeta de infortunios.

Un día como el de hoy, mi maestro William Faullkner dijo en este lugar: "Me niego a admitir el fin del hombre". No me sentiría digno de ocupar este sitio que fue suyo si no tuviera la conciencia plena de que por primera vez desde los orígenes de la humanidad, el desastre colosal que él se negaba a admitir hace 32 años es ahora nada más que una simple posibilidad científica. Ante esta realidad sobrecogedora que a través de todo el tiempo humano debió de parecer una utopía, los inventores de fábulas que todo lo creemos, nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra.

Agradezco a la Academia de Letras de Suecia el que me haya distinguido con un premio que me coloca junto a muchos de quienes orientaron y enriquecieron mis años de lector y de cotidiano celebrante de ese delirio sin apelación que es el oficio de escribir. Sus nombres y sus obras se me presentan hoy como sombras tutelares, pero también como el compromiso, a menudo agobiante, que se adquiere con este honor. Un duro honor que en ellos me pareció de simple justicia, pero que en mí entiendo como una más de esas lecciones con las que suele sorprendernos el destino, y que hacen más evidente nuestra condición de juguetes de un azar indescifrable, cuya única y desoladora recompensa, suelen ser, la mayoría de las veces, la incomprensión y el olvido.

Es por ello apenas natural que me interrogara, allá en ese trasfondo secreto en donde solemos trasegar con las verdades más esenciales que conforman nuestra identidad, cuál ha sido el sustento constante de mi obra, qué pudo haber llamado la atención de una manera tan comprometedora a este tribunal de árbitros tan severos. Confieso sin falsas modestias que no me ha sido fácil encontrar la razón, pero quiero creer que ha sido la misma que yo hubiera deseado. Quiero creer, amigos, que este es, una vez más, un homenaje que se rinde a la poesía. A la poesía por cuya virtud el inventario abrumador de las naves que numeró en su Iliada el viejo Homero está visitado por un viento que las empuja a navegar con su presteza intemporal y alucinada. La poesía que sostiene, en el delgado andamiaje de los tercetos del Dante, toda la fábrica densa y colosal de la Edad Media. La poesía que con tan milagrosa totalidad rescata a nuestra América en las Alturas de Machu Pichu de Pablo Neruda el grande, el más grande, y donde destilan su tristeza milenaria nuestros mejores sueños sin salida. La poesía, en fin, esa energía secreta de la vida cotidiana, que cuece los garbanzos en la cocina, y
contagia el amor y repite las imágenes en los espejos.

En cada línea que escribo trato siempre, con mayor o menor fortuna, de invocar los espíritus esquivos de la poesía, y trato de dejar en cada palabra el testimonio de mi devoción por sus virtudes de adivinación, y por su permanente victoria contra los sordos poderes de la muerte. El premio que acabo de recibir lo entiendo, con toda humildad, como la consoladora revelación de que mi intento no ha sido en vano. Es por eso que invito a todos ustedes a brindar por lo que un gran poeta de nuestras Américas, Luis Cardoza y Aragón,
ha definido como la única prueba concreta de la existencia
del hombre: la poesía. Muchas gracias.

FIN


sábado, 20 de septiembre de 2008

>>LA QUIMICA DEL AMOR



DRA. GILDA FLORES ROSALES

FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES CUAUTITLAN/U N A M


El gran mito del amor como un sentimiento indescriptible inició con los trovadores del siglo XII y su amor cortesano. Este tipo de amor se refería a un sentimiento elevado que unía a las personas más allá de la necesidad de procrear. En menos de dos siglos, la idea del amor cortesano influyó en toda la lírica de occidente. De hecho, en la actualidad tenemos mucha afinidad con esta concepción del amor.

En la historia de la humanidad ha sido difícil definir el amor, se trata de un sentimiento paradójico por excelencia, pues a la vez que es éxtasis es tormento. Los filósofos y los poetas no han dejado de generar escritos tratando de acotarlo en palabras. Pero es imposible, cómo explicar un profundo torrente de sentimientos que es además un fenómeno mundial.

Sin embargo, investigaciones científicas recientes sobre el tema nos obligan a darle una dimensión bioquímica. Desde hace 10 años, los científicos se han dedicado a investigarlo y han descubierto que tiene una importante base biológica, ha dejado por tanto su estudio de pertenecer a la antropología y a la psicología. Existe una tendencia genética hacia el amor. Estamos programados por nuestros genes para amar, y para despertar en los humanos esa compulsión, los genes utilizan la química cerebral.

Se descubrió que el amor es una emoción muy compleja en la que intervienen numerosos tipos de moléculas necesarias para producir los característicos arrebatos sentimentales. Nuestros sentidos son la puerta de entrada de todo lo que ocurre fuera de nosotros; en el amor no hay excepción, se cuela por los sentidos y, una vez dentro, comienza una guerra química, hormonal y eléctrica que es toda una alquimia corporal.

Encontrar la persona que nos atraiga es el primer paso para la amistad y el amor y es también una responsabilidad que suele atribuirse al sentido de la vista, la ciencia dice que, en realidad entra por las fosas nasales. Esta afirmación se debe al descubrimiento de sustancias que atraen o repelen a ciertos animales. Dichas sustancias, llamadas feromonas, son volátiles y viajan en el aire sin destruirse. Constantemente, los receptores olfativos del ser humano reciben diferentes feromonas sin que hagan mella, hasta que el aroma de la persona adecuada, comienza a inquietarnos en un proceso que no registramos racionalmente. La inquietud nasal causada por la feromona nos obliga a buscar el origen de la perturbación. Así, los ojos chocan con la persona indicada y se produce el contacto visual, lo que ocasiona una descarga eléctrica que pone al cerebro en situación de alerta máxima.

Si lo que sentimos se manejara como la fórmula de cupido, lo anterior se llamaría primera impresión y puede en algunos casos ser reprimida, en cambio en otros, cuando el cerebro se da cuenta de que ha encontrado a la persona indicada, secreta una serie de sustancias químicas, de entre todas destaca una que actúa como directora: la feniletilamina (FEA). El proceso químico puede dividirse en dos fases neuroquímicas sucesivas: atracción y afecto o enamoramiento. En la primera, la FEA orquesta la secreción de sustancias como la dopamina o la norepinefrina, dos anfetaminas cerebrales que producen un primer momento de euforia y la pérdida de ese estado genera un gran desasosiego. Para evitar éste último efecto de vacío, existe la posibilidad de que el amor ponga en marcha una segunda fase neuroquímica. En ella primeramente se producen endorfinas y encefalinas (opiáceos cerebrales), y que confieren por un lado el afecto entre dos personas y a las parejas estables gran seguridad, paz y calma, y finalmente un péptido llamado del abrazo, el cual provoca una necesidad de acercamiento físico.

Los afectados no lo saben, pero cuando un día se les acaba la ración de droga cerebral, por la separación o por la muerte de uno de los amigos o amantes, llegan las depresiones, las angustias e incluso la paranoia ocasionando un caos biológico que conlleva
a un estado de enfermedad.

Existe un cuarto paso que sería una fase neuroendocrina conocida para los amantes como la pasión, esta última puede llevar su tiempo y va a depender de la biología individual y del tipo de educación que se tenga el que se lleve poco o mucho, en ella se tienen cambios en la producción de melatonina que participa en la regulación de nuestras etapas de vigilia y sueño, disminución de serotonina la cual esta ligada con la depresión, y aumento en la producción de la hormona testosterona que provoca
el impulso sexual.

Por lo que se ve para que una persona nos atraiga de tan irresistible manera, se conjugan una serie de factores que tienen que ver con la evolución, la genética, la bioquímica y la neurobiología; todo esto crea en nuestro cerebro un mapa del amor, el que se solidifica en la adolescencia, y el cual es un molde mental hecho con recuerdos que determina lo que nos excitará y nos llevará a querer o a enamorarnos de alguien en especial.

Por último, podemos decir que por el contrario del decir general, el amor no es eterno, y el cuerpo lo sabe, esto considerando que el arsenal pirotécnico del amor con el que estamos dotados se agota con el tiempo, se ha calculado que entre las dos fases neuroquímicas y la fase neuroendócrina pueden transcurrir en promedio de 4 a 7 años. Se ha encontrado en algunos animales, un péptido conocido como la señal de la fidelidad, ésta permite a esos animales vivir toda su vida en pareja, entre ellos tenemos a los cisnes de cuello negro. De cualquier manera, cuando se rompe el encanto y ante el hecho fisiológico de que el amor se puede acabar, no implica que se deba morir de amor y aún con el caos que esto puede ocasionar, la melancolía no ahoga por completo. En los humanos se sabe que lo único que permite a una relación amorosa continuar, cuando ésta ya no es impulsada por la fuerza que provocan las alteraciones neuroquímicas es el convertir a éstas en un reto
del intelecto y la voluntad.



viernes, 19 de septiembre de 2008

>>EXPOSICIÓN JULIO GALÁN / MUSEO ANTIGUO COLEGIO DE SAN ILDEFONSO




EL MUSEO ANTIGUO COLEGIO DE SAN ILDEFONSO (ACSI) INVITA A LA EXPOSICIÓN JULIO GALÁN. PENSANDO EN TI

La Coordinación de Servicios Pedagógicos del ACSI, los invita a visitar una magnífica muestra en la que tendrán la oportunidad de disfrutar la obra de Julio Galán, uno de los pintores mexicanos más relevantes de las últimas décadas. Muchos ojos críticos apostaron por él, desde el sensible regiomontano Guillermo Sepúlveda hasta el universal Andy Warhol.

Neomexicanista, surrealista, neofrido, artista pop, son algunos de los adjetivos con los que ha sido calificado su trabajo. El trabajo de este "niño rebelde", refleja de una forma singular sus sueños de la infancia o la intensidad de sus sentimientos. También mezcla con gracia y sabiduría, mitos y referencias nacionales a través de una serie de sofisticados símbolos.

Expuso en importantes museos como el del Centro Georges Pompidou en París, Francia, el Center for the Fine Arts en Miami, Florida,el Contemporary Art Museum de Houston, Texas o en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey. Murió a los 47 años a causa de un derrame cerebral.
En el marco de esta muestra, se están ofreciendo diferentes actividades que tienen como propósito analizar y reflexionar sobre la trayectoria plástica de este creador inquieto y rebelde. A continuación le presentamos nuestro programa pedagógico:
· ACTIVIDADES PARA MAESTROS

Visita para académicos
Conoce la exposición Julio Galán. Pensando en tiy las estrategias educativas que te proponemos para que tus alumnos encuentren en ella una fuente de conocimiento y placer estético.

Miércoles 10 de septiembre de 2008
de 16:00 a 18:00 hrs.

Actividad gratuita para profesores de bachillerato o universidad presentando credencial vigente.

Previa reservación a los teléfonos 57 89 25 05 y 57 02 34 94 ext. 203 o a través del correo electrónico: pedagogicosacsi@yahoo.com.mx


· ACTIVIDADES PARA TODO PÚBLICO

Paneles de discusión

Acércate a la obra de Julio Galán a través de la mirada de especialistas, artistas y críticos de arte y descubre por qué su obra rebasó las fronteras de nuestro país.

- El lugar de Julio Galán en el contexto reciente de la pintura
Sábado 11 de octubre, 13:00 hrs.
Participan: Daniel Lezama, Erick Castillo y Edgardo Ganado Kim.
Moderador: Ery Cámara.

- Julio Galán, tres miradas académicas
Sábado 25 de octubre, 13:00 hrs.
Participan: Luis Rius Caso, Carlos-Blas Galindo.
Moderadora: Silvia Cherem.

Actividad gratuita con boleto de acceso al museo.
Cupo Limitado.

Visitas guiadas para grupos organizados
De martes a viernes de 9:00 a 16:00 hrs.
previa reservación al teléfono 57 89 25 05
Costo por persona $ 30.00 (incluye entrada al museo y visita guiada)

- Visitas guiadas gratuitas para el público en general
De martes a domingo 13:00 y 16:30 hrs.

MAYORES INFORMES
Coordinación de Servicios Pedagógicos
Tel. 57 89 25 05 ó 57 02 34 94 ext. 203
México, D.F., Justo Sierra No. 16, Centro Histórico, C.P. 06020
E-mail: pedagogicosacsi@yahoo.com.mx



>>¿Quiénes somos?



Somos una familia de mexicanos que usamos la red
frecuentemente y nos une el amor al arte, la cultura, la
ciencia y la atención a la política de nuestro
país y del mundo que nos rodea.

Desde nuestras actividades donde nos desarrollamos,
queremos ofrecer nuestro granito de arena para el crecimiento
de México por la vía educativa e informativa.

No pretendemos ser los protagonistas de la
información sino que los mismos eventos lo sean.

No pretendemos ser localistas ni regionalistas;nuestro
país y demás Repúblicas hermanas del mundo tienen
un espacio en nuestro servicio.

Pretendemos darle cabida a la pluralidad, la tolerancia
y el respeto a las posturas diferentes.

El equipo esta integrado por profesionistas y estudiantes
de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), IPN
(Instituto Politécnico Nacional), UAM (Universidad Autónoma
Metropolitana) y ELCM (Escuela Latinoamericana
de Ciencias Médicas, Cuba).