Mayrelis Peraza Barroso*
Espíritu Epocal: el new media art se expande
Luis Gómez
Si tuviésemos tiempo para revisar diariamente, durante una semana, un mes, o incluso un año, diferentes periódicos de disímiles lugares del planeta; seguramente comenzaríamos a entender la aseveración común: el mundo de hoy es un mundo globalizado. No solo porque encontraríamos frecuentemente titulares que hablan de los mismos problemas afines a casi todos los países; sino porque la manera de expandirse estos fenómenos ha cambiado sustancialmente con la inclusión de los nuevos medios tecnológicos. Con la ya vieja costumbre humana de convertir cualquier suceso en un fenómeno mediático, estos entran a formar parte activa del asunto. ¿O acaso no caracteriza la cuestión, el hecho de que fenómenos como la guerra o el ajusticiamiento de un líder político puedan ser transmitidos a cualquier lugar del mundo y en tiempo real desde un teléfono celular privado o desde la cámara digital colocada en el casco de un soldado? Históricamente los problemas fundamentales del hombre se han expresado mediante crisis económicas, guerras y militarización por expansiones territoriales y poderío político-económico, catástrofes ecológicas causados por el propio ser humano, llamados de atención al cómo y al qué se consume, nuevos descubrimientos gracias al desarrollo tecnológico y, como contraposición, la industria del espectáculo y el entretenimiento como vía de «escape», como «solución» a nuestros males, logrando crear cierto distanciamiento, cierta enajenación a tanto caos. Lo que hace la diferencia entre los mismos asuntos de siempre y el hoy es el desarrollo y adquisición de nuevos medios tecnológicos que expanden de forma rizomática e inmediata cualquier asunto. En este sentido, medios de comunicación masivos tan eficaces en su momento como la radio o la televisión, mutaron en el mundo contemporáneo en función de la inmediatez producida por la invención de las nuevas plataformas tecnológicas. No creo que podamos hablar hoy del mundo globalizado solo desde la perspectiva económica y política que ejercen los polos hegemónicos mundiales (aunque esta fuera su génesis). Es imprescindible considerar la influencia tangible que ha aportado la inclusión de la tecnología –en algunos contextos más que en otros, claro está– en nuestros modos de vida.
Partiendo de la idea que el arte como producto es casi siempre consecuencia de situaciones contextuales (políticas, sociales, económicas, personales y/o ideoestéticas) es comprensible el interés de algunos artistas por establecer sus discursos desde la utilización de estos medios como soportes para la realización de obras o como tema.
Rubén Ortiz
Un mundo feliz es para el contexto cubano casi un fenómeno de resistencia desde la integración misma, al utilizar el new media art como su principal fuente motivacional y soporte de las obras, en este contexto en que la inclusión de los nuevos medios a la escena artística ha llegado con años de diferencia. Micro-ordenadores, creación de softwares especializados y/o personalizados, videojuegos, robótica, GPS, tecnología satelital, telefonía móvil, correo electrónico e internet, entre otros, son algunos de los medios de los que se valen hace más de diez años, artistas de diferentes latitudes. En esta muestra participan artistas paradigmáticos del género –tal es el caso del esloveno Vuk Ćosić (quien acuñó el término net art
¹ para denominar el arte que se realizaba usando la web), la rusa Olia Lialina, Rafael Lozano-Hemmer, de procedencia mexicana o también Rubén Ortiz, quienes desde contextos tan específicos como el otrora llamado Tercer Mundo, aportaron considerablemente a esta expresión. Junto a ellos comparten creadores de reciente inclusión como Nahomi Ximénez de México, la española Nuria Güell, además de los cubanos Luis Gómez, Rewell Altunaga y los aun más recientes Fernando López, José Rolando Rivero, Naivy Pérez, Mauricio Abad, Jairo Gutiérrez, Jorge Luis del Valle o Alex Hernández y Frency.
La ironía es el punto de partida curatorial de esta muestra al ser la globalización generalmente entendida como un proceso invasivo. En la exposición hay un acercamiento al fenómeno desde un análisis que invita a reflexionar sobre los medios desde la enajenación «relativamente feliz» que los mismos presuponen. Tal es el caso de obras como Protocol/therandomplan de Luis Gómez, quien en el 2007, con la ayuda de Chambre Blanche en Quebec, realiza una especie de blog y una página web en random para verificar cómo manipulamos la idea de Arte a través de textos. El proceso inicia al pedir a diferentes personas alrededor del mundo que envíen al blog un libro escaneado que represente sus propias ideas del Arte, y resulta un juego falaz, debido a que no podemos expresarnos a través del discurso de otros. Y cualquier idea personal acerca del Arte viene a predefinirse por pequeños grupos de personas que controlan una definición según sus propios intereses.
Desde la ironía dos obras versan sobre los efectos colaterales de los conflictos bélicos. Es el caso de Olia Lialina quien, con My boyfriend came back from the war parodia la guerra mediatizando una historia de ficción narrada en Internet. Esta creación, por ella denominada cine net, utiliza los recursos del cine, la historieta y la narrativa, aprovechando el tema más utilizado por la filmografía y la literatura: el amor. Así mismo, Shoot in War de Rewell Altunaga, burla y descanoniza el modelo del héroe asumiendo el rol de un soldado-reportero que, como avatar, es representado a través de su alter ego Kilo 1 capturando imágenes (screens) y videos (machinima) en escenas extraídas del videojuego Call of Duty 4: Modern Warfare del 2007, basado en conflictos bélicos de la actualidad. Desde el game art, Rewell interviene en espacios webs oficiales del ejército estadounidense como Wordsmith at war, Military.com, entre otros, intercambiando con veteranos reales de la guerra que «blogean» información sobre sus vivencias en el campo de batalla. Esta pieza apuesta por el cuestionamiento de veracidad entre pares aparentemente antagónicos como el bien y el mal o lo real y lo virtual, planteando el análisis de hasta dónde nuestras fronteras pueden tensar sus límites al equiparar ambas vivencias.
Por su parte, Mauricio Abad en Productos para una vida feliz –video digital– crea historias que se acercan a la estética de la televisión telemática (que incluye telenovelas, películas, publicidad, etc.). Consiste en una serie de videos multimedia DVD coleccionables. Cada uno parte de una escena referente al ocio y al esparcimiento, y mediante las decisiones que toma cada usuario con su control remoto la historia cambia, se desarrolla de distintas maneras.
José Rolando Rivero manipula la técnica de la fotografía digital utilizando la tecnología satelital a través del software del Google Earth, como medio para acortar distancias y así llegar a seres queridos, con quienes no tiene comunicación desde hace años. Activa con esta pieza, titulada Portraits, los resortes de la nostalgia. Con el mismo enfoque de las migraciones, la artista mexicana Nahomi Ximénez utiliza las fronteras y los límites como puntos de partida para su video El límite invisible. Establece una analogía o paralelismo entre la migración de la mariposa Monarca y los desplazamientos humanos en la frontera de México y Estados Unidos, en una pieza que, si bien esta vez fue presentada de modo tradicional, fue proyectada originalmente en el muro fronterizo.
Naivy Pérez y Mauricio Abad
La pieza Millennium Monument de Jairo Gutiérrez es una página web en internet que marca el primer segundo del siglo xxi detenido, congelado, a medida que el tiempo real transcurre. Se apropia del concepto monumentario, una de las formas más convencionales de representación de las Bellas Artes, mediante esta la intervención en la web. Con cuestionamientos temporales y de creencias de vida, este trabajo funciona dentro de la red como un monumento a este milenio que presume ser la Era de la cibernética: la imagen está compuesta por ceros y unos, en referencia al sistema binario que es el lenguaje sobre el que corre la información computarizada. A la vez que presenta dicho segundo, que carga con el estigma del error más grande producido en este campo, recordando contemplativamente un suceso que simbólicamente marca el presente, un milenio que no se erigió con las expectativas de una mejor vida y de cambios que corresponden a este tiempo; sino que arrastró la convulsión y la inestabilidad social que le precedió. Del mismo modo, Jorge Luis del Valle enuncia el adormecimiento de la sociedad cubana con relación al mundo, el impasse temporal y vivencial que vivimos en nuestro contexto en relación con todos los procesos que operan desde el mundo global, a partir de un video convencional: Cuban Sweet Dreams. Siguiendo el camino de los cuestionamientos locales, Naivy Pérez y Fernando López discursan sobre situaciones contextuales similares. Asumiendo cada uno morfologías diferentes, ambos traen a colación el fenómeno del seguimiento de cánones y modelos preestablecidos y el fracaso de la copia de los mismos. Fernando, asumiendo una representación visual proveniente del diseño informacional, crea la web Kosmotron, que ironiza sobre nuevas oportunidades que ofrece el reciclaje de maquinarias de la industria pesada en Cuba, procedentes de la antigua URSS, para crear altas tecnologías en un país en vías de desarrollo, y mediante ello cuestiona estrategias gubernamentales a partir de la copia de modelos sociales otros, desde la imposibilidad del Tercer Mundo para participar en la invención de alta tecnología y e influir considerablemente en economías globales. En el caso de Naivy el cuestionamiento es similar, pero visualmente parte de la estética del spot publicitario en una acción de integración con dos productos aparentemente diferentes. Merienda es un acto de provocación, una crítica a la posición extremadamente nacionalista que asumen algunos Estados, un acto antiglobalizante que encuentra su punto culminante cuando la artista consume la mezcla de la Mc Donald y la Coca Cola con la Tropi Cola y la Hamburguesa nuestra.
Otros enfoques del asunto derivan en obras que plantean diferentes aristas, reforzando preocupaciones referidas al mismo fenómeno de la globalización y sus repercusiones en procesos locales, regionales y globales. La piratería es uno de los modelos más frecuentes encontrados en países de economías subalternas, y es asumida como tema por el cubano Alex Hernández y la española Nuria Güell, desde posturas diferentes. Partiendo de la estética de un spot, el video Armonía, de Alex, evidencia la tantas veces referida inventiva del cubano en la adquisición ilegal de la televisión satelital. Nuria Güell, por su parte, con Feedback, ofrece a través de un filtro global otra postura bajo el mismo tema de la adquisición ilegal de ciertos productos. Es una obra procesual interventiva realizada en Cuba que por su acción directa en la realidad se acerca al activismo social mediante el arte. Se trata de un intercambio, pues ofrece la posibilidad de adquirir Internet a cambio de informaciones del país que no sean oficialmente publicadas. En este caso Internet entra como tema y no como soporte.
Rafael Lozano-Hemmer, desarrollando una mezcla de géneros artísticos (performances, acciones, intervenciones públicas en la realidad y en la virtualidad) ha logrado implicar en sus obras una activa participación de personas de manera que, como refiere: «Hasta cierto punto, si no hay gente, la obra no existe». En esta ocasión realiza el estreno mundial de Make Out, octava pieza de una serie de displays interactivos titulados Shadow Box que muestra miles de videos bajados de Internet de parejas que se miran unas a otras. En cuanto alguna persona se para frente a la pieza, determinada por la silueta del espectador sobre la pantalla, estas parejas comienzan a besarse. Así se mantienen tanto tiempo como el espectador permanezca frente a la misma.
Vuk Ćosić
El enfrentamiento del pasado histórico con el presente es otra de las aristas de la muestra. Vuk Ćosić, quien en 1997 mostrara en la Bienal de Venecia su intervención en la página web oficial de la X Edición de la Documenta de Kassel, muestra en la Habana Documenta done. Paradigmática de su carrera, es una mezcla de environment, intervención pública y net art a partir de cuestionamientos relativos al arte mismo y a las jerarquías que operan desde él. Concebida en su montaje como un «museo» de Historia, cuestiona los procesos de coleccionismo del arte frente al fenómeno de Internet y a la relación entre el pasado y el presente tan rápidamente cambiante en este género. En The past is not what it used to be de Rubén Ortiz, la relación establecida entre el pasado histórico y el presente es de diferente naturaleza. En este sentido, a partir de la fotografía, Ortiz superpone elementos de la tradición visual (arquitectónica, artística e histórica), iconos de la memoria visual de su región, con elementos globales de la contemporaneidad.
La posibilidad que Internet ofrece en la obtención de software para la producción artística, es uno de los objetivos de Vector, una pieza del crítico y curador cubano Frency Fernández, quien desde el año 2005 se ha dedicado a hacer una selección de los títulos de sus textos publicados y no publicados que ha entendido de cierta importancia para sí mismo. A partir de ello creó textos pensados para música que se relacionaban con la experiencia suya, debido a una parte de estudios musicales que había hecho en paralelo. La pieza consiste en dar la posibilidad a diferentes usuarios de descargar un conjunto de bandas (tracks) de sonido que comprenden percusión, bajo, teclado, sonido accesorios, textos cantados por él mismo; todos vocalizados por él y luego pasados por filtro en pre-edición. El resultado final es que cada usuario pueda descargar desde un sitio determinado los temas con sus diferentes alternativas de remezcla más un pequeño software de montaje de banda de sonido para que «personalicen» un disco de música que parodia lo electrónico y lo techno.
Fernando López
Como en otros momentos históricos, cada discurso cultural y artístico se acompaña de readecuaciones instrumentales a tono con giros cognoscitivos relativos al ser humano y a sus problemáticas más acuciantes. En este caso, los new media vienen a propiciar una sincronización del pensamiento del hombre contemporáneo y sus modos de expresión. Un mundo feliz trae a colación, entonces, la singularidad de poner en práctica como hecho artístico el trabajo con este género, aportando para el campo del arte (instituciones, crítica, artistas) el acercamiento al tema desde la confluencia de diversos creadores y obras que rebasan lo contextual para erigirse deslocalizadas y, por tanto, universales.
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¹ En 1995 Vuk Ćosić recibió un mensaje de un mailer anónimo en ASCII prácticamente ilegible por incompatibilidad de software y donde sólo se leían dos palabras entre muchos símbolos diferentes: Net. Art.
*Cubana.
Mayrelis Peraza Barroso
Conservación y Montaje de Exposiciones.
Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam.
San Ignacio #22 esq.a Empedrado.
Telf. 864 6283
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